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Semana Mary Ward: 24 Enero 2021

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Cualquiera que se adentre en el estudio de los materiales de Mary Ward o sobre ella no podrá resistirse a la maravilla y el gran respeto que su personalidad suscita. Sus enemigos sentían lo mismo acerca de ella.

En la vida de una fundadora de una congregación religiosa, podemos ver lo que el Señor quiere hacer con cada una de nosotras. Echemos una rápida mirada a su vida.

La «línea de salida» de Mary Ward era alta: creció en medio de testigos de la fe – sus padres, la abuela Úrsula Wright, los parientes, todas las familias en las que las virtudes eran muy apreciadas. Con este trasfondo, Mary pudo ver y experimentar que Dios era un valor absoluto. La fe, bellamente transmitida de generación en generación, redundó en un deseo de martirio a medida que crecía. La fe de Mary Ward partía verdaderamente de una relación personal, era su amor a Dios. Vivió esta relación y relativamente pronto, con unos 12 años, fue capaz de discernir de forma independiente la voluntad de Dios y pudo llevarla a cabo.

Reconocía el corazón de Dios. Su grande y amoroso esfuerzo por conocer y cumplir la voluntad de Dios era firme, duradero e incluso creciente a lo largo de su vida. En Mary Ward vemos la guía poderosa del Espíritu Santo, que se concede a quienes son puros, libres y abnegados de sí.

Centrarse en Dios, ¡de ahí es de donde viene todo! Al cooperar con la gracia de Dios, podemos experimentar también la guía segura del Espíritu Santo y convertirnos en instrumentos cada vez más aptos en la mano de Dios. Esto fue muy importante para Mary Ward. Su vida estuvo profundamente impregnada de la oración y de una fuerte conexión con Dios, y esto la hizo capaz de ser tan estable, firme e inquebrantable en todas las luchas. Con un corazón abierto a la voluntad de Dios, arraigada en ella, podía esperar y actuar. Lo que irradiaba de ella tenía el mismo efecto en las personas tanto como sus acciones.

Cada una de nosotras y nosotros tiene sus dones, igual que todas las familias, comunidad o Provincia / Región. Somos un organismo vivo, que responde a las necesidades de los tiempos. ¡Solo tengamos en cuenta que las partes individuales se complementan entre sí! ¿Cómo soy consciente de esto? ¿A qué tengo que renunciar para aceptar algo nuevo?

Esther Finis