Bajo el lema ”Honrando el pasado, abrazando el presente, co-creando el futuro al sercvicio de la misión”, desde el 1 al 5 de julio, se celebraron en Popeşti Leordeni, la Asamblea y la Congregación Provincial, dos grandes eventos para la provincia de Rumania, con el fin de preparar la CG 2020. En los dos primeros días de Asamblea, asistieron 105 hermanas y se dedicaron a conocer la realidad de todo el cuerpo de la CJ, mediante presentaciones de las 13 provincias y de las regiones de nuestra congregación en el mundo.
Las riquezas multiculturales, multiconfesionales, multiétnicas y religiosas junto al análisis de las realidades sociales, económicas, la situación demográfica y sus tendencias, la situación de la Vida Consagrada y nuestra presencia en los distintos rincones del mundo, nos conmovió y nos sensibilizó a todas, siendo cada vez más conscientes de nuestra pertenencia a un solo cuerpo de la Congregatio Jesu. Al mismo tiempo nos sentimos muy agradecidas por la herencia espiritual, por el carisma, pero también por la inspiración única de nuestra fundadora María Ward.
En los tres días siguientes se llevó a cabo la Congregación Provincial, en la cual se profundizaron las cuatro áreas de trabajo. Participaron un total de 37 hermanas, entre delegadas, miembros por cargo y sustitutas y además dos hermanas de la provincia italiana.
El análisis, las reflexiones y los comentarios que recibimos de los cinco invitados laicos especiales, que trabajan en diversos ámbitos sociales y eclesiales y del obispado, nos ayudaron a ampliar nuestra percepción y visión sobre el contexto socio-politico, cultural y eclesial en Rumania hoy. En sus charlas los invitados destacaron el impacto, la importancia y, sobre todo, sus expectativas con respecto a nuestra presencia y apostolado en Rumania. Su testimonio nos sorprendió y confirmó la eficacia de la gracia y la obra de Dios en nuestros empeños. Al mismo tiempo, nos ofrecieron sugerencias y aportaron luz y respuestas a nuestras preguntas e inquietudes.
El P. Marius Talos SJ jugó un importante rol, ya que a lo largo de las sesiones nos ayudó a poner la propia realidad a la luz de la «Santísima Trinidad», situándonos en la contemplación de la encarnación, para poder ver cómo lograr el MAGIS Ignaciano – sirviendo mejor, siendo más creativas y a ir donde más nos necesitan.
El ambiente de alegría, comunión y confianza, así como la esperanza que Dios nos conduce en nuestra historia, animaron nuestros encuentros. A lo largo de los cinco días hemos sentido la presencia profunda y eficaz del Espíritu Santo actuando en cada una de nosotras, en la Congregatio Jesu en Rumania, en el mundo, en la iglesia local y universal. Como fruto de este Espíritu, dador de vida y esperanza, nos hemos nutrido mutuamente en este tiempo juntas. Nos alegramos de poder estar y caminar juntas, comenzando con la «revolución de la ternura», practicando el «apostolado del oído» (Papa Francisco), tratando de ser para todos una presencia beneficiosa, con una mirada tiernq y una palabra cálida. Estamos muy agradecidas a Dios por lo que hemos podido experimentar en estos benditos días de gracia.
