COVID-19

Querido Covid-19…

Featured Image

Querido Covid-19

¡Qué «sorpresa» quisiste brindarnos! Saliste de la nada, un virus tan invisible como agresivo, y en pocos meses alteraste completamente el curso de nuestras vidas.

De repente nos encontramos, una persona tras otra y en todas partes del mundo, teniendo que encerrarnos en nuestras casas convertidas en búnkeres para personas que buscan protección de un enemigo desconocido.

Y no te fijaste en nadie, sin distinción de raza, idioma, cultura, religión. Atacaste a todos y a cualquiera, casi para destacar que todas las personas son realmente iguales.

Nos has desnudado, arrancaste las mantas de nuestras certezas en muy poco tiempo; nos has quitado una vida cotidiana que creíamos propia y en la que nos sentíamos seguros. ¡Pero no! Querido Covid-19, nos has desafiado a nuestra vulnerabilidad, a nuestra fragilidad y nos has quitado lo que más necesitamos y que por desgracia siempre hemos dado por sentado: la profundidad de las relaciones humanas.

De un día para otro enfrenté a uno de los mayores retos: explicar a mis niños de 10 y 6 años por qué, para poder saludar a sus abuelos y tíos, tienen que «protegerse» detrás de una pantalla de ordenador; por qué, de un momento a otro, un abrazo e incluso un apretón de manos es tan peligroso; por qué todo lo que hasta hacia un momento era una libertad ahora era una privación.

Es la fe la que me ha dado fuerza, querido Covid, la fe en un Dios que ciertamente no puede haber deseado todo esto. ¿Qué padre podría desear el dolor de sus propios hijos? Un padre da consuelo, protege, enseña; yo me dejo consolar y proteger y aprendí a ver mi encierro no como una prisión sino como un don: el regalo de poder pasar tanto tiempo con mi familia, el regalo de poder descubrir los lazos que la vida cotidiana había ofuscado, el regalo de poder detenerse, mirar por la ventana y redescubrir la belleza de la naturaleza que, por arte de magia, parece haberse convertido en dueña de sus propios espacios.

Ciertamente nuestras vidas se han transformado, seguramente todavía tenemos mucho que aprender, pero yo vuelvo a acoger mi nueva vida para enriquecerla con todas las cosas buenas que he podido descubrir, porque dentro de mí tengo la certeza de que Dios nos invita a confiarnos a Él con una fe más profunda.

                                                                                               Carla Bellone

Carla Bellone