La vida cotidiana cambió en el Bar Convent cuando casi todo el personal fue despedido y algunos miembros continuaron trabajando para mantener el convento seguro día y noche. Era tan extraño, nadie alrededor, ninguna charla desde el café, tienda, atrio o jardín, silencio. Afortunadamente, el clima era hermoso y la comunidad pudo disfrutar de la naturaleza, las hojas se desplegaron, los narcisos florecieron seguidos por los tulipanes y luego los arbustos; clemátides, glicinias, laberintos y luego las rosas, todas hermosas, elevando nuestros corazones en alabanza a nuestro gran Dios Creador.
No se dijo ninguna misa en la capilla de la comunidad con nuestras hermanas jubiladas, así que recurrimos a las misas en streaming. Montamos la sala de conferencias con un altar y nos centramos en la gran pantalla de atrás. Rezamos en muchas catedrales e iglesias pero nos centramos en nuestra parroquia local para el Triduo de Semana Santa y la Pascua. Aquí oímos hablar del banco de alimentos para familias necesitadas. Como nuestro Centro Pastoral estaba cerrado, había muchas galletas y otros alimentos que pronto estarían caducados, así que reunimos cajas junto con otros alimentos y los llevamos a nuestra escuela católica local desde donde se distribuyeron los alimentos. Esto continuamos haciéndolo durante las siguientes semanas y meses. También cuidamos de nuestro párroco. Normalmente se une a nosotros para el almuerzo del domingo, pero eso ya no era posible, así que tenía comidas para llevar en su lugar.
Julia MacDonald, nuestra directora en St. Bede’s, con la ayuda de la Hna. Marion, creó un programa virtual que ofrece semanas de oración guiada y otras experiencias de oración. El zoom inédito es ahora el medio de comunicación habitual.
Julia MacDonald, nuestra directora en St. Bede’s, con la ayuda de la Hna. Marion, creó un programa virtual que ofrece semanas de oración guiada y otras experiencias de oración. El zoom inédito es ahora el medio de comunicación habitual.
